Eric Joyner: La rebelión de los Robots y los Donuts

A sus 55 años, Eric Joyner pertenece por mérito propio a esa limitada lista de pintores e ilustradores con entidad propia. El californiano ha perpetrado un universo paralelo dominado por robots vintage y rosquillas gigantes que incluso ha metido la cabeza en la propia cultura popular.

Esta dimensión paralela -inspirada en la historia real de su abuelo, quien murió a causa de una explosión en su horno de donuts a principios del siglo pasado- narra un conflicto social y económico en torno al aceite (su combustible) y el azúcar (¿cuánto hay de metáfora y cuánto de ciencia ficción pura en todo esto?). Aunque es difícil seguir el hilo narrativo de su propuesta, quizá por falta de contexto en las aventuras de estas máquinas autosuficientes, sí que es palpable un recorrido estético continuista, con referencias claras al impresionismo, el pop-art y el surrealismo; véanse por ejemplo las apariciones de marcas como Kellogg’s, escenas de películas como Apocalypse Now o personajes como Drácula o Hello Kitty.

Como curiosidad en una ya larguísima trayectoria, además de haber puesto imagen a videojuegos clásicos de Electronic Arts o haber colaborado con empresas de juguetería como Hasbro o Mattel, los óleos de Joyner han formado parte en reiteradas ocasiones de la escenografía de una de las comedias más particulares que han transitado la televisión internacional en los últimos años, The Big Bang Theory.